Cuando los espacios privados se mezclan con tu vida pública; cuando tu lugar de descanso ahora es tu lugar de trabajo; los límites se vuelven borrosos.
La vista desde el ventanal se convierte en tu única vista; hay ya poco que leer, ver o escuchar porque el tiempo se vuelve eterno.
Las aceras vacías, las vistas demasiado amplias,… el día se vuelve demasiado amplio.
Buscamos los rayos de sol de una primavera que no termina de llegar. No llega fuera y no nos llega adentro.
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